SImplemente sucede que las medidas de seguridad recomendadas desde los medios oficiales a la mayoría poblacional son desatendidas por las mismas instituciones gubernamentales (piénsese en las Legislaturas —nuestro orgulloso serpentario— y las Secretarías que hacen las delicias institucionales de nuestra nación cancerígena). Parece que adentro se saben cosas que no son dichas a los de afuera... ¿Por qué en una situación de riesgo extremo habrían de desatenderse las medidas necesarias más elementales para la conservación integral de la salud? ¿Todo ha sido una mentira, una magnificación mediática?
México, el verdadero, va mereciendo un respeto de sus gobernantes, que no lo serán realmente hasta que no actúen en virtud de proyectos sociales y de construcción de un país autónomo y poseído sólo por sí mismo. Ahora sólo reconocemos en toda esa caravana de saltimbanquis imbéciles (clase política) a los títeres convenientes cuya función es llevar a cabo las políticas económicas del exterior en un país que, por su abundancia natural, resulta atractivo para las superpotencias. Hoy por hoy, el ideal tradicional del político humano es tan sólo una lejana imagen histórica, en la actualidad inencontrable. Los presidentes de los países subordinados son sólo los rostros públicos encargados de la aplicación de estrategias de explotación internacionalistas, de acuerdo a los reclamos de un capitalismo multinacional de dimensiones salvajes —que necesita lesionar, principalmente, los ámbitos que generan crítica dentro de la sociedad (como las Ciencias Sociales y las Filosofías, las Artes subversivas, etcétera; el espíritu reflexivo en general), para no hallar oposición que interrumpa la extensión y eficiencia de sus planes.
Un 30 de abril grisáceo ha transcurrido en la nación: Los niños no han tenido espacios de diversión que celebren su feliz estancia fresca en la vida ("La infancia es la verdadera patria del hombre", Rilke). Y de la misma manera, las memorias que otorgan sentido, en un mundo convulsionado, a las protestas del 1 de mayo serán también convenientemente interrumpidas por esta circunstancia de cuarentena o sitio.
Ante la irresponsabilidad en que parecen manejarse las autoridades, estos hechos merecen acusación, ser reprobados por la opinión pública.
Por otro lado, Juan Ramón de la Fuente (ex Secretario de Salud y ex Rector de la UNAM) se reunió el día 29 de abril con el ya mencionado Magnus Diablus —Felipe Calderón—. Claudia Herrera Beltrán (periodista de LaJornada) entrevistó a De la Fuente con motivo de dicha reunión; y al respecto de la subordinación científica que padece México de países donde la investigación de este tipo se favorece con presupuestos adecuados otorgados desde el erario público (¿privilegios del primer mundo?), le hizo la siguiente pregunta:
–¿Las autoridades sanitarias se han visto rebasadas porque no tienen manera de hacer estudios y han dependido de los expertos de Estados Unidos y Canadá?
–Este es uno de los puntos críticos del sistema. Y aquí viene muy a cuento lo que durante tantos años hemos venido reiterando sobre la importancia de la ciencia, de la investigación científica para tener la infraestructura completa que nos permita en un momento como el que estamos viviendo no tener que depender de un laboratorio internacional para que nos confirme.
http://www.jornada.unam.mx/2009/04/30/index.php?section=politica&article=008n1pol
Con lo que De la Fuente aprovechó para colar un golazo (inserte aplausos aquí) a la descomunal mediocridad de nuestros gobiernos y su falta de comprensión (o desinterés funcionalista) para con los problemas verdaderamente importantes de la nación.
¡Ciencia sí! ¡Muerte a la demagogia y el chorismo abundante (otro tumor creciente) en la política mexicana!
Por eso sostengo que pasada esta tempestad, la existencia del presente blog, con todas sus intenciones críticas, debe mantenerse y acrecentarse. El chistecito escandaloso de la Influenza no es sino un síntoma más de los verdaderos padecimientos multiformes que mantienen a México lánguido y vulnerable, en cama y con puses por todos lados —y a los que seguiremos atendiendo.
*Algunas de las ideas aquí arrojadas surgen como una indignada respuesta a la columna publicada el día 30 de abril de 2009 por Julio Hernández en su famosa columna Astillero en el periódico LaJornada; por lo que anexo el link:
http://www.jornada.unam.mx/2009/04/30/index.php?section=opinion&article=004o1pol
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Seguro hay un big brother cagado de risa de como todos se unen a la moda del cubrebocas, se forman en farmacias y supermercados para comprar y consumir y de como estamos todos controlados, escondidos en la comodidad del hogar, sin darnos cuenta de lo que pasa, sin intercambiar ideas, fracturando el pensamiento y debilitando a los posibles opositores.
En algún punto creo que es sensato tomar algunas precauciones, pero no hay que tener miedo. Por qué dejar a un lado la vida cotidiana? Hay amenazas peores en las calles todo el año y nadie se da cuenta.